Licencia menstrual: ¿Deberían las empresas introducirla?

Una mujer sonriente en la oficina.

El debate sobre las bajas menstruales está cada vez más presente en las noticias y en las políticas corporativas. En Francia, la ciudad de Saint-Ouen introdujo recientemente la licencia menstrual para sus empleadas municipales, una novedad en el país. Exploremos las diferentes facetas de esta iniciativa y su impacto potencial en la sociedad.

¿Qué es la licencia menstrual?

La licencia menstrual es una pausa en el trabajo concedida a las mujeres que sufren dolores relacionados con sus ciclos menstruales. Su objetivo es proporcionar descanso durante los períodos dolorosos sin penalización económica.

Sin embargo, la introducción de la baja menstrual plantea muchas preguntas y debates. Para comprender mejor esta medida, es fundamental examinar la naturaleza de las normas y las razones que nos llevan a considerar la implementación de dicha licencia en el mundo del trabajo.

Menstruación: un fenómeno natural con diversas repercusiones

La menstruación, o menstruación, es un proceso biológico natural en las mujeres y personas que menstrúan, que marca el final de un ciclo menstrual sin fecundación. Sin embargo, este fenómeno puede ir acompañado de varios síntomas, como dolores abdominales, dolores de cabeza, fatiga y cambios de humor, que pueden afectar la vida diaria y la productividad en el trabajo.

¿Por qué considerar la licencia menstrual?

La cuestión del permiso menstrual surge como respuesta a estos síntomas que pueden resultar incapacitantes para algunas personas. La idea es permitir que las mujeres y las personas que menstrúan descansen durante este período, sin sufrir penalizaciones económicas o profesionales.

Los beneficios de la licencia menstrual

  • Reducción del sufrimiento en el trabajo: El ciclo menstrual puede ser una fuente de dolor y malestar para algunas mujeres, lo que puede afectar su desempeño laboral.
  • Reducción del ausentismo: Es posible que las mujeres que experimentan síntomas menstruales graves deban faltar al trabajo. La baja menstrual podría reducir el ausentismo y mejorar la productividad.
  • Igualdad de género: La licencia menstrual ayudaría a romper los tabúes en torno a los períodos y reconocer las necesidades específicas de las mujeres.

La licencia menstrual a escala global

Las políticas de licencia menstrual varían ampliamente en todo el mundo, lo que refleja diferencias culturales y legislativas. A continuación se presenta una descripción general de cómo algunos países están abordando este tema.

España: líder europeo en permiso menstrual

En España, las mujeres tienen la derecho a tres días de licencia menstrual al mes, una medida que podría ampliarse a cinco días en casos de períodos particularmente dolorosos.

Aunque empresas individuales en Occidente están empezando a adoptar políticas de permiso menstrual, aún no existe una legislación nacional fuera de España.

El modelo asiático: pionero del permiso menstrual

  • Japón: Desde 1947, Japón reconoce el derecho de las mujeres a tomarse días libres en caso de menstruaciones dolorosas, sin imponer un límite en el número de días. Sin embargo, en realidad, pocas mujeres hacen valer este derecho, que a veces es percibido como un signo de debilidad.
  • Corea del Sur : Introducida desde 1953, la legislación coreana concede a las empleadas un día de licencia no remunerada al mes, llegando incluso a penalizar a los empresarios que no respeten estas normas.
  • Indonesia: En 2013, Indonesia aprobó una ley que permitía a las empleadas tomar dos días de licencia menstrual al mes. Sin embargo, es común que los empleadores limiten esta licencia a solo un día por mes, mientras que otros ignoran o simplemente optan por no cumplir con esta ley.

África: un ejemplo de flexibilidad

  • Zambia: En Zambia, el Política del “Día de la Madre” permite a las mujeres tomarse un día libre al mes por motivo de la menstruación, sin obligación de presentar certificado médico.

Los desafíos de la licencia menstrual

Un equipo de mujeres trabaja en una línea de producción, concentradas en su tarea.

La introducción de la baja menstrual en el lugar de trabajo es un importante paso adelante para la salud y el bienestar de las mujeres en el trabajo. Sin embargo, esta medida bien intencionada no está exenta de desafíos. El estigma es una de las principales preocupaciones. De hecho, existe el temor de que la licencia menstrual pueda reforzar involuntariamente los estereotipos negativos sobre las mujeres, perpetuándolas como menos confiables o menos capaces que sus homólogos masculinos.

Además, la discriminación en la contratación representa un riesgo real. Los empleadores pueden mostrarse reacios a contratar mujeres, por temor al impacto de las ausencias relacionadas con las licencias menstruales en la productividad. Para encontrar el equilibrio adecuado entre ganancias y barreras potenciales, es esencial diseñar políticas que protejan a las mujeres de estos riesgos.

Estas políticas deben promover un entorno laboral inclusivo y de apoyo, donde las necesidades menstruales se reconozcan sin prejuicios ni sanciones, garantizando así que la licencia menstrual logre su objetivo principal: permitir que las mujeres trabajen en condiciones justas y favorables para la salud.

    Una lucha por la igualdad y la justicia social en el trabajo

    La baja menstrual representa un paso importante en la lucha por la igualdad y la justicia social en el lugar de trabajo. Es parte de una serie de medidas progresistas, como la Reducción del IVA sobre los productos menstruales en Francia., que subió hasta el 5,5%, y el reembolso por protección sanitaria reutilizable por la seguridad social para mujeres menores de 25 años a partir de 2024.

    Estas iniciativas, además de las licencias menstruales, demuestran una creciente conciencia de las necesidades específicas de las mujeres y menstruantes, y un compromiso con su bienestar. Si bien los ejemplos internacionales ofrecen varios modelos a considerar, la adopción y adaptación de estas políticas en Francia y otros lugares seguirán dando forma a un entorno laboral más inclusivo y equitativo.

    La implementación de estos avances plantea desafíos, particularmente en términos de equidad de género y riesgo de estigmatización, pero también abren el camino al reconocimiento y gestión adecuada de un aspecto fundamental de la salud de las mujeres en la vida profesional.

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